De Betanzos a Adragonte

Estamos en Betanzos, en la plaza García Hermanos. No encontramos indicaciones de inicio, así que seguimos con GPS por la rúa Ánxeles, que nos va a llevar en paralelo al río Mandeo. Es una pena no comenzar un poco más atrás para poder aprovechar el casco antiguo de la ciudad. En algo menos de medio kilómetro salimos de las calles, pero seguimos en asfalto. Giramos a la izquierda y seguimos por una carreterita estrecha. Tras casi 2 km llegamos al final del asfalto. El camino original gira a al izquierda (hay un pequeño cierre) pero la variante abierta sigue entre el bosque. Decidimos pasarnos el cierre. Un camino por la orilla del río, con barandilla de madera en algunos tramos. Un pequeño derrumbe complica el paso, por eso estaba cortada. Pasamos sin problemas. Tras retomar el camino común, viene un tramo muy bonito, fácil de caminar por pista de tiera, junto al río Mandeo. Es el camino de Os Caneiros. Llegamos al campo de la fiesta en unos 3,5 km.

Pista forestal (el acceso al campo de Os Caneiros), giro a la derecha en el asfalto y, al llegar al río, cruzamos el puente de Teixeiro, en el que cambiamos del concello de Betanzos al de Paderne. Iremos ahora por la orilla derecha del Mandeo. Este es el camino para ir hasta el coto de Chelo, un lugar muy visitado en verano. Antes de llegar, en el pk 6, tomamos el camino señalizado como "GR 55: Area". De momento la señalización es correcta.

 Comienza aquí una fuerte subida de km entre eucaliptal primero y prados después hasta la iglesia de San Xoán de Vilamourel de origen altomedieval, que comparte espacio con el cementerio. Parada y foto... y seguimos.

Toca un nuevo tramo de asfalto por pista estrecha y sin casi tráfico, menos mal. En la vaguada, vemos a nuestra derecha un pequeño molino restaurado, junto al cauce del rego Mainzoso. Nos detenemos un momento para ver el molino. Volvemos al asfalto y en unos metros vamos a atajar por la derecha, una subida tapada por vegetación (hay que ir atentos a las señales, pero ojo que podemos encontrar las de diferente rutas), hasta llegar al cortafuegos de las torres de electricidad. Un par de cruces en la pista de tierra y otra vez en el asfalto, ya al pie de la iglesia de Santiago de Adragonte, barroca. Más interesante es el sepulcro antropoformo, anterior al siglo XIII que hay en la parte trasera. Un descansito (fin del primer tramo) y volvemos a caminar.

De Adragonte a As Aceas

Dejamos Adragonte en dirección a A Pereira primero y a Areas después. Antes de entrar en este último pueblo hay un tramo que cruza por un prado. La hierba muy húmeda y por encima de las rodillas nos empapa las botas y el pantalón. Mejor hubiéramos ido por asfalto. 

Cruzamos junto al parque infantil y la fuente y entramos en una pista forestal totalmente rodeados por eucaliptos, en descenso durante unos 2 km.. Incluso varias talas recientes estropean aún más el paisaje. Maquinaria trabajando producen además un ruido intenso. Pasamos rápido. Hemos cambiado de concello y estamos ya en Irixoa.

Llegamos de nuevo al asfalto. Una recta nos lleva a O Lapido donde paramos a hacer la foto de la capilla de San Xosé e San Antonio. Sigue el asfalto, entre prados, hasta A Cruz y Tiulfe. Atención ahora. A la entrada de Tiulfe hay que meterse a la izquierda: un camino estrecho, saliendo de la carretera entre la vegetación con la señalización tapada. Giramos a la izquierda por un depósito de agua y seguimos un camino bastante cerrado. Son 700 metros.

Desembocamos en una pista que nos lleva a cruzar el Lambre. Buscamos las señales para rodear Os Chaos y As Lousadas. Más tramos de asfalto. Cruce señalizado y bajamos hasta el río, a nuestra derecha, entrando en el concello de Monfero. Dejamos atrás el puente y entramos en un bonito tramo fluvial. Vamos despacio, parando a observar las ruidosas bandadas de mitos que se mueven de árbol en árbol. Salimos al lugar de As Aceas, entre casas y esquivando un par de perros ladradores, a la entrada de la casa rural Graña das Aceas. En este panel indicador damos por terminada la etapa.

A continuación iremos a por la segunda etapa, que esperamos con ganas por el recorrido que nos toca: Monfero, el Eume... ¡Vamos allá!