Uno de los trails que más nos había gustado en 2022 fue el Trail das bestas, en el entorno de la serra do Xistral. En 2023 no pudimos estar y para 2024 no entraba en nuestros planes. Cosas de la vida, Nico y Óscar decidieron apuntarse así que no quedó otra que hacer la inscripción para los tres y ya veremos que pasa ;)

Salimos de casa cada uno pensando en sus cosas. Tras una hora y pico de conducir llegamos a Muras. Bajamos a recoger los dorsales y vemos el ambiente en el área recreativa de A Veiga, a orillas del río Eume. Está a punto la salida de los 27 km así que esperamos a animar. Mientras, echamos un ojo a la "bolsa del corredor": un bote de estupenda miel que ya conocemos y unos calcetines que nos hacen ilusión (a pesar de ser blancos). Volvemos al coche y nos preparamos. Como no me fío de mis piernas, voy a llevar bastones aunque sea una distancia corta.

Un poco antes de las 10:15 h llaman para confirmar el dorsal. Damos el número y nos situamos en la salida, somos unos 150 corredores y corredoras. ¡Allá vamos!

Comenzamos a subir por asfalto. Me encuentro bien, esto va a estar "chupao". Sé que se vienen unos tres kilómetros y medio de subida. Nos metemos en monte. El ascenso se hace llevadero hasta que llega la rampa (todo trail tiene su rampa, ¿no?). Tiramos de bastones y paciencia. La subida es muy bonita, espectacular ver a los corredores allá arriba, en fila. Tras los 300 metros del cortafuegos y un poco más por pistas y caminos llegamos a Outeiro Grande, el punto más alto, con 793 m. Lo estoy disfrutando. Converso con varios de esos corredores "lentos": un padre que anima a su hija y un veterano que me recuerda, cuando quiero apurar, que "correr es de cobardes" (pero, ¿esto es la andaina?). Por aquí están también los Marines Enki, e Inés, tirando y empujando de la silla. Nos gustaría ayudar más, pero no estamos para tanto nivel.

Bajamos por las pistas del parque eólico y luego otra pendiente... El paisaje es espectacular, así que aprovechamos para sacar una foto. Seguimos el parque eólico y paramos en el avituallamiento, lo justo para reponer líquidos. Delante vemos una de esas subiditas cortas que se antojan intensas. Ya está. Superados los primeros 6,5 km con buenas sensaciones, en poco más de una hora.

Disfrutando el paisaje, me paso de largo en la línea de aerogeneradores. Felipe y María, que venían detrás, me pegan unos gritos para que vuelva al camino. Sólo han sido unos 200 metros. Bajada trepidante por monte y algo de bosque con camino encharcado por el rego das Ferreiras antes de cruzar Bustelo. Algo no va bien. Ya empiezo a notar tensión en la planta de los pies y gemelos. Voy demasiado agarrotado. La bajada hasta el km 10 se me hace interminable y los gemelos, sobre todo el izquierdo, se acalambran. Queda poco, pero ya sé lo que me espera. A partir de aquí es caminar como pueda y trotar un pelín. Me supera gente de la andaina, me pasan todos/as los del trail. En fin, una vez más...

La última bajada, desde el cementerio hasta la entrada en Muras, es criminal: un pista de arenilla en la que, incluso andando, noto que los gemelos no aguantan. Ya estamos. Nico y Óscar llevan 50 minutos esperándome en la meta. Ni siquiera puedo correr para la foto de entrada, pero por lo menos entro con el 2º clasificado del Maratón-Campeonato de Galicia.

Ahora me toca repensar, ponerme a punto (si es que lo consigo) y retomarlo (si es que soy capaz) después del verano. La prueba me ha parecido, como hace dos años, espectacular tanto en el recorrido y los paisajes, como la organización. ¡Enhorabuena! Y lo mejor, poder compartirlo con Óscar y Nico después de tanto tiempo y esperando que no sea el último trail en familia.