Hoy no nos apetece caminar demasiado y además disponemos de poco tiempo. Así que, en vez de una ruta, nos planteamos acercarnos a alguno de esos lugares de la naturaleza que tenemos pendientes de visitar. Nos decidimos por la costa da Morte, en concreto por el ayuntamiento de Muxía, pero no por su costa...

Dejamos atrás la carretera AC-552 y nos dirigimos hacia el lugar de Castro de la parroquia de Couceiro, al área recreativa (enlace a Google Maps) con una pequeña capilla barroca, Santo Outel, del siglo XVII, y un cruceiro que conserva una inscripción con referencia a los fundadores de la ermita. En 2001 la construcción, de las que apenas quedaban unos muros, fue restaurada dentro del plan de arquitectura popular de la Deputación de A Coruña. El tejado metálico no les quedó precisamente integrado. 

Alrededor se ha montado una pequeña área recreativa con mesas, barbacoas y farolas, a la sombra de varias especies de árboles.

Bajamos hacia la derecha por un sendero de tierra detrás de las casas y en seguida nos encontramos con la barandilla de madera. Ya se ve el río. Y se oye. El río do Castro es un pequeño cauce que nace en Berdoias (Vimianzo) y forma en su desembocadura la pequeña ría de Lires, tras recorrer unos 12 km desde aquí.

Un pequeño mirador de madera nos ofrece la primera vista del salto de agua. Continuamos por las escaleras y llegamos al pie de la cascada. Es una caída de unos ocho metros de altura formada sobre los duros granitos de la zona. 

La erosión continua forma una poza al pie y varias más pequeñas alternando con los rápidos aguas abajo. Seguimos un poco por la orilla entre la vegetación de sauces, alisos, helechos, jacintos de agua, narcisos, etc.

Aprovechamos que ahora no hay más gente para sentarnos y disfrutar un buen rato de la belleza y tranquilidad del lugar. Sabemos que un sitio muy frecuentado y utilizado como zona de baño. No tenemos que esperar mucho y ya se acerca más gente. La mayoría sólo se hace una foto y regresa, algunos se dan algún que otro grito o se acercan a la cascada más de la cuenta (¡con ese calzado lo raro es que no estén ya en el agua!). Pero otra pareja parece esperar tranquilamente. Así que nos vamos. Ya hemos disfrutado de nuestro momento y ahora se lo dejamos a ellos. Unos minutos de calma.