Al oír hablar de los montes o montañas Virunga, a muchos se nos va el pensamiento a selvas vírgenes y fauna africana, evocamos las historias de Dian Fossey y los gorilas de montaña, a Ruanda, al Congo o a Uganda. Algo parecido puede esperarse de un documental con ese título: Virunga. Y así nacía la idea. Pero según iba avanzando la grabación, el equipo se encontró con una realidad más dura: la guerra, el furtivismo, el saqueo de los recursos naturales.

Virunga es un documental bastante crudo. Se centra en Rumangabo, en la República del Congo, donde está el cuartel general y orfanato de gorilas del Parque Nacional. La dificultad de la conservación de este espacio natural y su fauna se ve a los ojos de varios protagonistas, dos de los guardabosques, una periodista de conflictos y el director/conservador desde 2008, Emmanuel de Merode. Es este último una figura un tanto especial. Se trata de un antropólogo belga, con título de príncipe, que destaca en las imágenes al frente del equipo, siempre armado, una constante en la zona y arengando a sus trabajadores. Justo antes del estreno del documental, en 2014 sufrió un intento de asesinato.

Resulta chocante como el equipo de guardas y dirigentes del Parque, vestidos con sus chaquetas del ICCN (Instituto Congoleño para la Conservación de la Naturaleza) van permanentemente armados. Comprensible si pensamos que ya han sido asesinados más de 140 agentes y trabajadores.

El documental ha arrastrado muy buena crítica desde su estreno. Ha recogido más de 45 premios de todo tipo, incluyendo una nominación a los Óscar. Naturaleza (poca), espionaje, resistencia, épica... Tiene un poco de todo para mantenerte atento a la pantalla durante minutos y comprobar la diferencia brutal entre la conservación de la naturaleza en unos lugares y otros.