Distancia: 5,6 km (+ 1,4 del desvío)
Tiempo aproximada: 2 horas 30 min
Desnivel (positivo): 137 m
Circular: circular
Inicio/fin: aparcamiento propio en Valdevacas de Montejo
Aspectos destacados: parque natural, etnografía (tenadas), aves de cultivo y rapaces
Esta senda no precisa de permiso en ningún momento del año (excepto para grupos), como ocurre con la de la ermita del Casuar o la del río entre el 1 de enero y el 31 de julio.
Cuando uno visita el Parque Natural Hoces del Río Riaza (Segovia), quiere ver el impresionante trabajo que el río ha hecho excavando las calizas y formando un cañón con paredes verticales en las que se instala una de las mayores colonias de buitre leonado de la península Ibérica.
Pero a poco que leas algo más sobre el entorno, hay ecosistemas que no puedes dejar de atravesar. Fuera de las hoces, en los páramos se instala una vegetación esteparia, formada principalmente por sabinares y encinares. Este era otro de nuestros objetivos. Por eso escogimos esta ruta.
Valdevacas de Montejo
Este es uno de los tres municipios que forman el Parque Natural, situado al noreste de la provincia de Segovia. Su población actual es de unos 30 habitantes. Su origen medieval se encuentra en la ganadería vacuna transhumante que, camino de Soria o Burgos se instalaba por aquí: "valle de vacas". Se trata de un pueblo tradicional con casas de piedra y adobe. Destaca la iglesia de San Cristóbal de estilo barroco al pie de un cerro que sirve de mirador del entorno, la casa consistorial o el albergue Sendas del Riaza, construido en el lugar que ocupaban las antiguas escuelas.
Como llegar
A Valdevacas se llega por la carretera provincial SG-V-9322 de Fuentemizarra a Montejo de la Vega de la Serruezuela. Desde el norte, esta carretera es la prolongación de la de Burgos. En la entrada del pueblo por la calle de la Fuente hay un pequeño parque con paneles del Parque Natural y sitio para aparcar. Para llegar al aparcamiento de la ruta, seguimos la calle de la Fuente y la calle Real para, al llegar al final, girar a la derecha por el camino del Casuar. Quedan 500 metros de pista de tierra hasta llegar al aparcamiento (aquí en Google Maps).
Senda de las Tenadas de Valdevacas
Llegamos al inicio de la ruta ya de tarde pero con el sol pegando duro. En el aparcamiento un panel nos indica las dos posibles rutas: la de la ermita de Casuar (por ahí pasaremos mañana) y la nuestra, la de las tenadas. No hay dificultad para seguirla, los postes con indicaciones son numerosos. En el primer cruce ya nos desviamos a la derecha para hacer la ruta en sentido contrario a las agujas del reloj.
El paisaje dominante en este tramo es el de los cultivos de cereal, que cruzamos por pista de tierra. Descendemos una vaguada, el barranco del Casuar, y nos metemos en un pequeño camino algo cerrado entre vegetación baja.
Comenzamos a ascender el collado de Cabeza Grande, que ya veíamos desde atrás, entre encinas (Quercus rotundifolia) y rosales silvestres (Rosa canina). Un buitre negro (Aegypius monachus) posado en lo alto parece una estatua sobre la roca. Cuando volvemos a mirar ya lo tenemos planeando encima de nosotros. Un banco y un panel nos anticipa el siguiente ecosistema: el sabinar.
Aprovechamos la sombra para buscar/encontrar un caché, de los ocho que hay a lo largo del camino (decidimos que no vamos a parar en todos para que no se nos haga demasiado cansado). Desde aquí tenemos buenas vistas y echamos una mirada atrás para ver la iglesia de Valdevacas y el cerro.
Giramos a la izquierda y nos adentramos entre las sabinas (Juniperus thurifera). Para nosotros es un hábitat totalmente diferente al que estamos acostumbrados, con un estrato arbóreo poco denso y pies separados con espacios abiertos, como salpicadas, con algunas especies de arbustos bajos y adaptados a estas condiciones secas. En varias ocasiones nos encontramos con caminos que se desvían, pero con el cartel de "Zona de Reserva. Prohibido el paso". Son una tentación, pero como siempre, resistimos y continuamos la senda oficial.
En el km 3,7 llegamos a la tenada del camino, una construcción en ruinas, utilizada tradicionalmente para la protección del ganado y los pastores en sus movimientos de transhumancia.
Seguimos rodeando el alto de Cabeza Grande y bajamos la vaguada de Valdecasuar y el Barranco, dejando atrás el sabinar. Ahora nos encontramos con algunos enebros y retomamos los campos de cultivo.
El último tramo se hace ahora por la zona más árida mientras el sol se pone. Nos detenemos continuamente a observar los bandos que nos sobrevuelan como los ruidosos abejarucos (Merops apiaster) o los gorriones chillones (Petronia petronia). Antes de acabar la ruta nos desviamos a la derecha por el camino del Casuar para ver si podemos observar más aves de este entorno.
Tenemos suerte y aparecen varias especies: cogujada común (Galerida crsitata), cogujada montesina (Galerida theklae), escribano triguero (Emberiza calandra), escribano cerillo (Emberiza citrinella), alcaudón común (Lanius senator), papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca) o collalba rubia (Oenanthe hispanica). ¡Para nosotros, todo un festival!
Tras un descanso en un banco al pie de un canal volvemos hacia atrás y, ya anocheciendo entre tonos dorados, retomamos el camino original y llegamos al aparcamiento.
# Más información:
- Web del Ayuntamiento de Valdevacas de Montejo.
- La senda en la web de Patrimonio Natural.
- La senda en Terranostrum.
AI Website Creator