Prindar. Llevar en rehenes, retener el ganado cuando pasta en lugar prohibido. Prendar el ganado que pasta en terrenos ajenos. Prender el ganado que se halla en pastos de aprovechamiento común a los que sus dueños no tienen derecho. Diccionario General de la Lengua Asturiana (DGLA)
En el mes de junio se celebró una jornada informativa en los montes de Piornedo, en los Ancares gallegos y leoneses, organizada por el Club de Montaña Airiños y Club de Montaña Coruña, con la colaboración de la Fundación Oso Pardo. El objetivo, concienciar e informar a los senderistas y montañeros sobre la forma de actuar en un entorno en el que la presencia del oso pardo es cada mayor. Un grupo reducido de participantes hicimos una atractiva ruta por los bosques del entorno de Piornedo, acompañados por vecinas del lugar, que nos contaron tradiciones y luchas por la conservación del territorio, y un técnico de la Fundación.
A las 10:00 h de la mañana nos poníamos en marcha desde la puerta de la Cantina Mustallar de Piornedo. Cruzamos la carretera a Suárbol y, entre prados, el rego da Granxa.
El camino está precioso, encharcado por las últimas lluvias, con larvas de anfibios en las pozas y algunas orquídeas en floración. Siguiendo en dirección norte llegamos al val da Freita. Estamos en la ladera sur del Chao da Cruz (1204 m) y paralelos al río de Moreira. El paisaje es el de un bosque de rebolos (Quercus petrae) y un sotobosque en el que abunda el arándano. Se trata de un bosque muy manipulado, como nos cuentan las vecinas, resultado de un proceso de cuidado y protección por parte de sus dueños, la gente de la zona, ya que se nos olvida con frecuencia que estas parcelas son privadas. Aquí es donde se prindaba el ganado: vacas de pueblos vecinos que, sueltas, venían a pastar a fincas privadas y eran retenidas hasta que se pagaba la multa. Aún así, el bosque tiene un gran valor ecológico y es una de esas zonas privilegiadas para el oso pardo.
Giramos hacia el sur, cruzamos de nuevo la carretera y comienza una dura subida hasta alcanzar el Chao Grande (1231 m) y seguir hasta el camino principal que nos llevará de regreso. Aquí hacemos un desvío, a través del bosque, para descubrir unos supervivientes: varios ejemplares de roble albar de gran envergadura.
Estamos en una de las zonas de bosque mejor conservadas, en la ladera del Monte de Acevais. Para muchos, Ancares es sinónimo de montaña, pero también hay que tener ojos para estas impresionantes masas arbóreas. No es de extrañar que la Fundación Oso Pardo desarrolle aquí parte de sus programas de conservación.
Retomamos el camino, cruzamos de nuevo el rego da Granza, casi en su nacimiento y nos encontramos con el camino de la ruta clásica de Piornedo al Mustallar, que nos sirve para el regreso. Aprovechamos que sale el sol en estos prados para disfrutar de la variedad de mariposas y polillas que nos salen al paso.
La actividad acaba con una comida ofrecida por los organizadores en la Cantina. Espectacular fin de jornada de convivencia. Unos nos volvemos ya, otros aún continuarán por estas montañas un día más... ¡que envidia!