Distancia: 24 km
Tiempo aproximada: 7 h (incluyendo paradas)
Circular: sí
Desnivel positivo acumulado: 422 m
Inicio/fin: Ponteceso, casa natal de Eduardo PondalAspectos destacados: observación de aves, dunas, acantilados, pedra da Serpe
Si bien ya habíamos recorridos en muchas ocasiones diferentes tramos de la costa de Ponteceso-Corme, ya fuera para observar aves en el estuario del Anllóns, para descansar en la playa de Balarés o fotografiar plantas del litoral, aún no habíamos hecho la ruta completa, de un tirón.
El sendero oficial es el PR-G 148, con el nombre de Ruta do mar de Corme e ribeira do Anllóns. Con la variante PR-G 148.1 lo hacemos circular. No seguimos el sendero completo, sino que vamos variando en función de nuestros intereses.
Todo el tramo costero pertenece al espacio protegido Costa da Morte como ZEC, Zona de Especial Conservación, y ZEPVN, Zona de Especial Protección dos Valores Naturais, equivalentes en la Red Natura 2000, así como ZEPA, Zona de Especial Protección para as Aves.
Inicio
Comenzamos el camino en Ponteceso. Un poco más adelante de la casa natal de Eduardo Pondal (presente en diferentes momentos de la ruta) hay una explanada de tierra para aparcar y con el panel de inicio del sendero (enlace a Google Maps).
De Ponteceso a Balarés (km 0 a 9)
El primer tramo transcurre por el malecón do Couto, un dique habilitado para servir de puerto por Cesáreo Pondal (hermano del escritor), para las embarcaciones cargadas de madera de pino o arena, que separa la marisma del río. Este dique, reparado en 2014 y de nuevo acondicionado en 2022, se ha convertido ahora en un paseo por el que nos cruzamos con muchos paseantes y/o corredores. Queda en el recuerdo cuando apenas unos pocos observadores de aves lo cruzaban para acercarse a las marismas.
Tras algo más de un kilómetro dejamos la pasarela de madera y comenzamos el camino por la arena y dunas fijas del esteiro do Anllóns. A partir de aquí vamos atentos a las aves, a ver que podemos observar, aunque al ser de mañana y con el sol de frente... Aún así acuden a la cita archibebes, agujas, zarapitos, garzas y garcetas, etc. A la altura de la Illa dos Cagallóns dejamos el sendero oficial para bordear toda A Barra que cierra el estuario. Nos apartamos de la zona de descanso de ostreros, chorlitos y cormoranes, así como evitamos pisar las dunas en lo posible.
Llegamos a la playa do Medio, la exterior y la Illa Tiñosa. Hacia el noroeste se abre la ría de Corme y Laxe.
Se acaba la arena y comienza el acantilado, fácil de andar entre la vegetación, por camino bien abierto. En otro kilómetro (ocho en total) alcanzamos la playa de Balarés. Sorteamos el canal del río (va cargado y tenemos que rodearlo por la pasarela) y nos acercamos hasta el pequeño puerto, que tiene su historia, desde su construcción en los años 30, para la carga de titanio y contrabando de wolframio. Hoy podemos ver una escultura metálica de Moncho Amigo, la "araña", aunque su nombre es Queimacasas, en referencia al cangrejo.
De Balarés a la Pedra da Serpe (km 9 a 15)
Dejamos la playa por la carretera, cruzando el pinar y deteniéndonos a observar carboneros, escribanos o petirrojos. Siguiendo las señales giramos a la izquierda en una pista, donde comienza el ascenso al Monte da Facha. Pasado el punto más alto, encontramos un estupendo mirador natural. Desde aquí se abre por completo la vista de la ría: Laxe y su faro al oeste, Corme y punta Roncudo al norte.
Caminar por esta pista no nos convence, así que buscamos un sendero que nos acerque a la costa (salimos del trazado del PR) en dirección a punta Verdillo y luego costeamos por la playa de Río Covo (de playa tiene poco), sorteando el regato y continuando por la Sapeira. Ojo en este tramo que el camino se hace un poco más complicado. A algo más de 4 km desde Balarés alcanzamos la Illa da Estrela y la playa da Ermida, antesala de Corme.
En vez de continuar hacia el pueblo, decidimos tomar ya el camino de regreso por el interior (variante 148.1). Entre un mosaico de engendros construidos, prados, setos y asfalto, llegamos en el km 15 a un cruce de carreteras donde se sitúa la Pedra da Serpe, al pie de Gondomil. Su importancia radica en ser la única serpiente alada grabada en roca en el occidente europeo, quizás de época romana, datación que aún se discute. Nos tomamos unos minutos para hacer las fotos, leer el panel... Y seguimos.
Camino de Monte Branco y regreso (km 15 a 24)
Este enlace para hacer la ruta circular pierde encanto. Venimos de hacer un precioso recorrido costero y ahora atravesamos monte de eucalipto por pistas más bien... sosas. Poco que decir, en espera de alcanzar el siguiente punto, excepto algún tramo con vistas a la ría y alcanzar el punto más alto de nuestro camino (185 m, en la ladera del Petón dos Loureiros, que nos tienta a subir, pero se nos hace tarde). Al fondo distinguimos, más lejos de lo que parece, los repetidores de nuestro destino.
En el km 19 llegamos a la carretera de Balarés a Ponteceso. La seguimos unos metros hasta llegar al monumento a Pondal. Desde aquí subimos un tramo de asfalto hasta el mirador de Monte Branco, punto que no nos podemos perder en cualquier visita a la zona. Las vistas es lo que buscamos todos, pero no nos olvidemos que estamos en un punto de interés geológico (junto al sistema dunar): "destaca la duna de Monte Branco, con 150 metros de altura, que junto con las del sistema do Trece, es una de las dunas rampantes más altas de Europa" (IGME). Además, la erosión del granito ha dejado su huella en forma de pías.
Retrocedemos, cuesta abajo por el asfalto hasta el cruce. Tomamos un camino casi paralelo a la carretera, en descenso, por donde corre el agua. Éste nos lleva hasta enlazar con el camino de ida, la pasarela de madera, el malecón y el fin del camino.
# Más información:
- El sendero en Turismo de Galicia.
- Sobre el puerto de Balarés en Adiante Diario.
- Pedra da Serpe en Patrimonio Galego.
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