Lugar: Cerca de Escuaín (Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido
¿Qué es? Observatorio de aves, especiamente buitres y quebrantahuesos.
¿Qué ofrece? Posibilidad de observación, con alimentación artificial.
Acceso: Desde Escuaín, unhas dos horas de ruta a pie.
El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido esconde infinidad de rincones. A pesar de ello, la mayor parte del turismo se concentra en el acceso al valle de Ordesa desde Torla. En esta ocasión, con motivo de desviarnos de la masificación de un puente festivo, buscamos otra alternativa que, además, nos permitía cumplir otro objetivo: observar el quebrantahuesos.
Acceso
Desde Aínsa nos dirigimos en dirección norte hacia Escalona, donde nos desviamos en dirección Escuaín y Añisclo. Dejamos atrás la carretera de este último valle y comienza un ascenso por una carretera estrecha de unos 15 km. De estos, los últimos siete son espectaculares, entre bosques y laderas empinadas, con un ancho de calzada y curvas en las que parece difícil que pasen dos coches. Aparcamos en la entrada del pueblo a la altura de los paneles informativos.
¡Imprescindibles los prismáticos y la cámara de fotos para no perder detalle!
Escuaín y el Centro de información
Escuaín se encuentra situado a unos 1200 m de altitud, con poco más de 10 viviendas y la iglesia de San Pedro. Desde aquí son muchas las posibles rutas para conocer este entorno, varias de ellas para recorrer la preciosa y espectacular garganta de Escuaín, formada por el río Yaga, una diagonal entre los valles de Añisclo y de Pineta. Alrededor del mismo pueblo podemos hacer un paseo, la ruta de los miradores, colgados sobre la garganta.
Uno de los edificios está dedicado a centro de información. En el puedes preguntar y consultar opciones de senderos. Una cámara web situada en el entorno del observatorio de quebrantahuesos nos enseñó en directo varias de estas rapaces. Este será nuestro objetivo.
Ruta al observatorio de aves rapaces
En el mismo momento en que comienza el camino no puedes perder detalle con la intención de ver desde ya los buitres leonados, alimoches o quebrantahuesos. Salimos del pueblo desde el aparcamiento por una pista forestal (barrera para coches). Desde aquí comienza un ascenso continuo durante tres kilómetros entre pinares y prados. De vez en cuando vale la pena echarse a un lado para buscar un hueco entre los árboles que nos muestre que vamos en paralelo a la garganta de Escuaín.
Aproximadamente en el km 3,5 dejamos la pista a la altura de unas señales que indican Observatorio de aves-Puente de los Mallos hacia la derecha. Entramos así en un sendero que sigue ascendiendo durante otros 1,5 km.
Finalmente el camino gira a la derecha y llegamos a un prado en la zona conocida como La Valle en la que encontramos el acceso al observatorio.
Es interesante seguir las indicaciones para entrar en él desde detrás y evitar asustar a las aves posadas cerca, aunque por lo general estarán a suficiente distancia como no para no molestarlas, en la ladera de enfrente.
El camino continúa, si queremos completar la ruta, en dirección al Puente de los Mallos, que nos permite cruzar el río Yaga, y hasta el pueblo de Revilla (donde se encuentra la Estación Biológica Monte Perdido), situado casi enfrente de Escuaín... pero eso será otra ruta. Nosotros disfrutamos de las aves y regresamos por el mismo camino.
Observatorio de aves
El observatorio es una pequeña construcción de madera con las aberturas en dirección sureste. Es hacia aquí donde se sitúa el prado en ladera, con el ganado pastando. Al fondo, en el límite con los árboles, suelen posarse los quebrantahuesos e iniciar su vuelo.
En el interior, los clásicos paneles nos indican las diferentes especies de aves rapaces que se pueden observar. En esta zona se suele alimentar a los buitres por lo que es frecuente la presencia de las diferentes especies.
Pero sin duda el protagonista es el quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), un ave con escasos seiscientos ejemplares en la península y que es motivo de acciones de recuperación y reintroducción. Desde el observatorio (de hecho en toda la ruta) es frecuente observar el vuelo tanto de adultos como de juveniles. En el observatorio podrás fijarte en las marcas alares que llevan muchos de ellos para reconocerlos individualmente (en esta lámina tienes las marcas) y colaborar enviando los datos.
Vale la pena permanecer un rato mirando con calma el vuelo y las interacciones de las aves. El esfuerzo se verá recompensado.
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