Kilómetros del 0 al 8

Lo primero que nos encontramos es un paso canadiense. Todos estos montes tienen una alta dedicación al ganado vacuno en modo extensivo, así como de bestas y uso forestal. En los primeros tramos nos topamos ya con las primeras vacas y caballos en el entorno de pinares abiertos. Excepto una ligera subida al principio, el resto en en descenso poco pronunciado.

Seguimos la pista principal para cruzar la Veiga da Pena da Cobra y pasar el rego do Val, zona de brañas muy interesante. Al llegar a un cruce, giramos a la izquierda. Estamos en zonas relativamente altas, por encima de los 500 m; las laderas hacia el este son el nacimiento de pequeños arroyos que van a unirse al Belelle. Entramos en el espacio natural protegido. A la izquierda dejamos una de las varias mámoas de la sierra y alcanzamos el pico Ventoso, marcado por la presencia de unos penedos. Para subir, nos separamos de la pista y buscamos camino entre el matorral. Vale la pena, desde arriba tenemos una vista general de donde nos encontramos.

Volvemos a la pista y seguimos en paralelo a un muro de laxes entre las que destaca la presencia de numerosos acebos. Antes de alcanzar el asfalto debemos cruzar una valla metálica (se pasa por el lateral, sin necesidad de abrirla). Estamos en O Pazo.

Kilómetros del 8 al 13

En la carretera, giramos a la derecha, en dirección a O Ameneiro. Justo antes de las casas cruzamos o rego do Ameneiro (punto de menor altitud de la ruta). A continuación nos encontramos con el acceso "oficial" al Monte Forgoselo, un panel en el que se nos avisa de la prohibición de recolectar setas (otro de los grandes tesoros de la zona) sin permiso. Nos quedan por delante dos kilómetros de poco atractivo asfalto, así que centramos nuestra atención en las zonas altas al norte, el parque eólico, los grupos de vacas y acercarnos a alguna de las zonas encharcadas. También dejamos atrás el desvío a Racamonde (volveremos al mirador). Giramos a la derecha por una pista de tierra sobre un regato en dirección a la ruta del pico Ventoso (de allí venimos), pero en vez de tomar el siguiente desvío señalizado al pico, seguimos de frente. Llegamos al curro de Forgoselo o de Covelo, donde tiene lugar la rapa das bestas en el mes de julio. También aquí nos encontramos una área de descanso y una mámoa. Si somos capaces, podemos leer los paneles.

Continuamos en la dirección que marca la señal: "Rota Pena dos tres pes". Cruzamos el vallado de madera, nos empapamos las botas cruzando otro regato y nos adentramos en el pinar- El siguiente curso de agua es el Mariaqueira que, unos kilómetros aguas abajo, forma una bonita cascada (accedemos en otra ruta). Este tramo es muy bonito, en ocasiones sin camino o con éste cortado, por lo que avanzamos por donde sea más cómodo. Un poco antes de la carretera giramos a la izquierda, casi por intuición, para buscar la Pena dos tres pés. Se trata de un conjunto de bolos graníticos con formas diversas entre los que destaca una especialmente, una roca apoyada sobre los tres pilares que sobresalen de otra basal, en un conjunto de apenas tres metros de altura total. ¡Curiosa formación de erosión!

Kilómetros del 13 al final

A partir de aquí casi consideramos que estamos de regreso. Este lo haremos por el lado oriental. Accedemos a la carretera casi por donde podemos ya que hay una alambrada y seguimos hacia la derecha. Pasado el núcleo de O Castro y el rego da Costeira abrimos (y cerramos) una valla de ganado que da acceso a un camino a la derecha.

Viene ahora una fuerte subida entre un pinar (más o menos) denso, que nos acompañará varios kilómetros. A nuestra derecha (no lo vemos) se sitúa el borde de la escombrera revegetada y las canteras de la antigua mina de As Pontes. Subimos por el pico do Rei y avanzamos entre otros picos y brañas hasta alcanzar, pasado el Penedo de Porto Xan, la pista principal por la que comenzamos la ruta (aproximadamente en el km 18,5).

Nos dirigimos al sur tomando un atajo que evita la Veiga da Pena da Cobra y en algo menos de 3 km estamos de vuelta en el inicio.



La meteorología no dio demasiada tregua para observar aves, pero aún así disfrutamos con varias especies: milano real, buitre leonado, alondra, zorzal alirrojo, bisbita pratense y varios páridos en los pinares. Volveremos en primavera a hacer una observación más detallada y recorrer caminos que quedaron atrás.

En el entorno, aprovechamos el desplazamiento para visitar el mirador del vértice geodésico de Racamonde y la cascada del rego de Mariaqueira.