La tabla periódica. La curiosa historia de los elementos

Hugh Aldersey-Williams

La tabla periódica

Título: La tabla periódica. La curiosa historia de los elementos
Autor: Hugh Aldersey-Williams
Editorial: Editorial Planeta
Año: 2012
ISBN: 978-84-344-0597-4

Más información:
- Web del autor.
- Reseña del libro en The Telegraph.
- Reseña en Papel en blanco.

"Al igual que el alfabeto o el zodíaco, la tabla periódica de los elementos es una de esas imágenes gráficas que parecen estar arraigadas para siempre en nuestra memoria". Así comienza el prólogo de esta obra, dedicada por entero a los elementos químicos. Sólo por esto, la primera impresión es que el libro va a ser un compendio de química, difícil de entender o lleno de fórmulas. Sin embargo, es la segunda parte del título la que más se acerca a sus contenidos.

El autor, periodista de profesión pero científico de vocación, comienza su periplo con el recuerdo de una tabla periódica escolar en la que los elementos no eran más que un símbolo y un número y como a partir de ahí inició su propia colección.

Hugh recorre medio mundo y nos hace viajar a través de los siglos. Cada elemento tiene una historia propia, incluso desde antes de ser reconocido como elemento individual. Su descubrimiento, sus usos y aplicaciones, las diferentes apreciaciones que de cada uno se ha tenido... todo esto salpicado de multitud de anécdotas que hace flotar cada sustancia delante de nosotros, intentando localizarla en lo que nos rodea y haciéndonos conscientes de lo poco que sabemos de la materia de la que están hechos objetos cotidianos.

La primera parte se dedica al "poder", a los elementos a los que se les atribuye un gran valor como el oro (¿cuántas expediciones se han hecho en su busca?), el platino, el paladio, el hierro (con tanta historia de guerras y de revolución industrial a sus espaldas), el carbón (y la importancia de la producción del carbón de leña), el plutonio (aislado por primera vez en 1942 y luego indispensable en la producción de armas nucleares) o el mercurio (el increíble metal líquido).

En la segunda nos movemos entre los elementos del "fuego": el azufre de la pólvora, el fósforo obtenido a partir de la orina y luego convertido en arma química, el cloro que puede ser tanto un arma como un desinfectante, el yodo medicinal extraído de algas o el oxígeno (en 1783 se combinó con el hidrógeno para confirmar por primera vez el resultado, agua). Forma parte de esta historia el descubrimiento del radio, ligado para siempre a Pierre y Marie Curie, un elemento que antes de ser considerado como peligroso hacia 1930, fue usado en alimentos, medicamentos, fertilizantes, lanas...

Y así avanzamos por las siguientes partes del libro "oficio", "bellez" y "tierra", repasando las características más peculiares o prácticas de cada elemento. Anécdota tras anécdota, historia tras historia o experimento tras experimento.

El texto es a veces repetitivo, especialmente cuando se centra en la presencia de los elementos en la literatura (británica sobre todo, que nos queda un poco al margen), pero no hay ningún problema en pasarlo por alto y volver a las apasionantes descripciones de sus descubrimientos y descubridores. O darnos cuenta de los elementos que nos rodean en los materiales más comunes.

Por todo ello, lo guardo como un libro para releer de vez en cuando por capítulos o de donde extraer información a partir de su índice analítico en el que buscar entradas como alquimia, combustión, fisión nuclear, ozono, radiactividad, etc. Y con nombres tan sugerentes como Alejandría, Francis Bacon, Nicolás Copérnico, Gay-Lussac, Alber Einstein, Dimitri Mendeleyev (por supuesto, tiene un capítulo propio, Marie Curie, Paracelso, Voltaire...

La tabla periódica
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