Distancia: 3,3 km
Tiempo aproximada: 1,5 horas
Desnivel (positivo): 334 m
Circular: no (sólo ida)Inicio/fin: Santoña/Faro del Caballo
Aspectos destacados: espacio natural protegido, acantilados, faro del Caballo, fortificaciones del XVVIII
Estamos en Santoña (Cantabria). Al este de la localidad se extiende el Monte Buciero, una península unida al continente por la playa de Berria. El monte, integrado en el espacio natural de las marismas de Santoña y Noja (también LIC y ZEPA), cuenta con una extensión de unas 600 hectáreas y una altura máxima de 378 metros, Peña Ganzo. El ecosistema principal es el encinar cantábrico, un entorno muy especial. Sus acantilados están formados por estratos calizos verticales sobre los que actúa la fuerza erosiva del mar dando lugar a paisajes espectaculares. El entorno está cargado de historia con la presencia de fortificaciones napoleónicas. Una senda circular de unos 12 kilómetros nos permite recorrer el monte por su periferia, mientras que otras nos acercan al bosque, a las tradiciones o a los puntos más elevados.
Utilizando el sendero principal "Faros y acantilados" podemos acceder a uno de los puntos más espectaculares y más visitados, el Faro del Caballo.
Acceso
Accedemos al inicio del sendero desde el extremo oriental del paseo marítimo de la playa de San Martín (Santoña). Podemos aparcar en el entorno de la parte superior del Fuerte de San Martín, calle Monte. Inmediatamente nos encontraremos con el panel informativo.
Sendero
El camino es inconfundible. Comienza siendo una pista asfaltada para continuar como camino de piedras, siempre en continuo ascenso. Dejamos a nuestra derecha el fuerte de San Carlos, Bien de Interés Cultural originario del siglo XVII. Seguimos subiendo hasta alcanzar una barandilla de madera que sirve de mirador para la imponente peña del Fraile.
Durante un tramo perdemos de vista los acantilados y entramos en el dominio del bosque, un encinar cantábrico muy especial, reliquia del pasado. Domina la encina (más higrófila y con la hoja más ovalada que la mediterránea), acompañada de laurel, madroño o labiérnago, junto a otras más atlánticas como el roble, acebo, arce o espino.
Seguimos el camino principal acercándonos de nuevo a los acantilados y empezamos un ligero descenso en el que encontramos una señalización que nos indica la posibilidad de seguir de frente por el sendero de los faros que rodea todo el monte, o desviarnos a la derecha. Esta es nuestra opción. Un poco más adelante otro desvío nos llevaría a las baterías de San Felipe, pero de frente ya están el inicio de la bajada al faro.
Antes de empezar a bajar hay que mentalizarse que luego toca subir. Evidente, ¿no? Al inicio de la escalera tallada en roca un cartel nos lo advierte "Bajada peligrosa de 700 escalones". El descenso es bastante vertical y un cable de acero nos ayuda a asegurarnos en la bajada que puede llevarnos unos diez minutos. Al final nos espera un faro construido en 1863 y en la actualidad en desuso, sobre una plataforma en las que tenemos unas vistas maravillosas a este tramo del litoral cantábrico. Para mayor deleite, otro tramo de escaleras nos acerca hasta la superficie del mar para darnos un baño en aguas transparentes si el tiempo lo permite.
Para el regreso, toca subir los escalones con mucha calma y volver por el mismo camino o completar la ruta de los faros (esta ruta, en total supone unos 12 km hasta el punto de inicio).
Este lugar optó en 2014 a convertir en el "Mejor rincón" de España de la Guía Repsol, representando a Cantabria (el galardón se lo llevó el puente de Alcántara en Extremadura). Una pega: si os acercáis en verano, en día de playa, es posible que os encontréis un montón de gente haciendo el sendero y tomando el sol o bañándose en el propio faro, por lo que la sensación de romería (chavalada, chanclas, toallas, música, gritos) hará perder parte del encanto del lugar. ¡Escoged bien el día!
# Más información:
- Web de Turismo de Santoña con descarga del folleto de rutas.
- Reportaje en la web Escapada Rural.
# Enlace al álbum de fotos.
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