Título: Encuentros con lobos
Autor: Varios. Editado por Víctor J. Hernández
Editorial: Tundra Ediciones
Año: 2016
ISBN: 9788416702206
Más información:
- Web de Tundra Ediciones.
- Blog de Víctor J. Hernández: Diario de un naturalista.
- Web del iustrador, Lluís Sogorb.
Este libro no es para hacer una reseña. Este libro es para leerlo. En realidad ni siquiera es un libro. Son experiencias. Casi cuarenta narraciones breves de cinco o seis página cada una. ¿Qué tiene de especial? Que engancha.
Quienes nos cuentan las historias de sus "encuentros con lobos" son esas personas que de un modo u otro se han enganchado a esta especie emblemática de la península Ibérica. Porque el lobo engancha. Tiene un atractivo que hace que una vez que te relacionas con él (en persona, en vídeos, en lecturas...) no lo puedas dejar. Eso es lo que transmite cada uno de estos relatos. Son historias para sentir.
La mayoría ni siquiera son escritores. La mayoría son naturalistas, biólogos, fotógrafos, agentes forestales... Nos cuentan su primer encuentro con el lobo o aquel otro momento especial que queda marcado en sus vidas, a veces sin ni siquiera verlo. Circulan en el libro historias que se desarrollan, como no, en la Sierra de la Culebra o en las montañas asturianas, pero también en montes gallegos o páramos castellanos, alguna incluso entre libros y entrevistas.
Algunos nombres pueden ser más o menos conocidos como Joaquín Araújo, Carlos Sanz o Luis Miguel Domínguez. Personalmente me ha gustado leer las aportaciones de nombres de gallegos conocidos como Rubén Portas, Juan Carlos Epifanio o Xabi Vázquez Pumariño. Por cierto, las ilustraciones en blanco y negro, sencillas pero preciosas y muy adecuadas al libro, son de Lluís Sogorb.
Quizá es buen momento para añadir la mía, mucho más modesta, pero una más dentro de la emoción de transmitir estos encuentros.
Verano de 1989. En algún de los Picos de Europa (aún por entonces no Parque Nacional), en un collado, pasábamos la noche en un vivac un grupo de compañeros que nos habíamos aventurado en una ruta de montaña de varios días... sin la experiencia necesaria. A última hora de la tarde anterior la niebla nos obligó a parar y montar las tiendas de campaña casi improvisadamente.
Durante una noche incómoda apenas fui capaz de dormir, por lo que antes de amanecer ya no aguantaba más y salí de la tienda a estirarme y ver como estaba la mañana. Aún quedaba algo de la niebla con las primeras luces, había poca visibilidad y apenas me alejé. El bostezo se me cortó al ver una sombra pasar a pocos metros por delante de mi.
Durante un momento la sombra se aclaró entre la niebla y vi un cánido con un trote cansino. Apenas giró la cabeza. Si me vio, no se inmutó lo más mínimo y siguió su camino. Igual que apareció entre la niebla, desapareció, poco a poco, casi como un fantasma, sin ruido. Me quedé unos minutos de pie, quieto, con los ojos muy abiertos, aún en esa postura de cuando te estás estirando. No volví a la tienda. Desde ese mismo sitio vi amanecer por completo y levantarse la niebla.
No recuerdo si se lo conté a alguien. Recuerdo que la imagen, como una secuencia de pocos segundos de una película quedó en mi mente. Quizás lo que quede sea lo que quiero recordar más que como ocurrió realmente. No importa. Mi primer encuentro con un lobo fue breve, por sorpresa (el me encontró a mi) e incluso ahora tengo dudas... ¿era un lobo? Claro que lo era... ¿o no?
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