Distancia: 8,6 km
Tiempo aproximada: 3 horas
Desnivel (positivo): 417 m
Circular: no (sólo ida)Inicio/fin: Navas del Espino
Aspectos destacados: las cerradas son gargantas excavdas en la roca caliza. Podremos observar numerosas espeies de aves y vegetación propia del Parque Natural.
Imaginemos esta zona del Parque Natural de la Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas hace unos 150 millones de años. Tras un levantamiento de las rocas debido a las fuerzas tectónicas existentes entre las placas de los continentes africano y europeo, se produce una trangresión (invasión) marina que produce ambientes de poca profundidad. Cuando el mar se retira hace unos 65 m.a. se produce el depósito de calizas y dolomías, las rocas sedimentarias más frecuentes. Sucesivos plegamientos, cabalgamientos, compresiones y fracturas dan forma a la sierra, con un levantamiento final en los últimos millones de años que aún continúa hoy. Ya tenemos las formas predominantes sobre las que las aguas y los factores de erosión pueden actuar. Es precisamente la acción de los ríos y arroyos la que excava las gargantas, formando las "cerradas", como esta del Pintor que recorremos hoy.
Acceso.
Son varias rutas las que nos pueden acercar hasta la cerrada del Pintor. Esta opción parte de Navas del Espino. Para llegar accedemos desde la A-319 hasta el cruce conocido como El Empalme, donde nos desviamos en dirección a Vadillo-Castril y el nacimiento del Guadalquivir, siguiendo la JF-7091 durante unos 10 km. La carretera se transforma en pista de tierra y dejamos atrás el mirador de los Poyos de la Mesa. En un pequeño desvío encontramos las ruinas que nos indican que estamos en las Navas del Espino.
El último tramo de la ruta se realiza por el propio cauce del arroyo, por lo que deberemos ser prudentes en el momento del año en la que la realicemos.
Tramo 1: Navas del Espino-Poyos de la Mesa (km 0-km 3,5)
Desde Navas del Espino a unos 1455 metros de altitud comenzamos una fuerte subida por pista de tierra, cruzando la barrera que nos llevará hasta los 1600 metros. Cruzamos canchales y pinares con heléboros, narcisos o primaveras ya brotados. El camino serpentea para evitar las elevaciones del terreno y dejamos a la derecha el Cerro Galán, de 1663 m. Un pequeño esfuerzo más y llegamos a la planicie superior donde se sitúan los Poyos de la Mesa. Se trata de una meseta de formación caliza, típica de la sierra, con una caida abrupta entre el norte y el suroeste, con canchales y matorral, y una ladera más suave al sureste, por donde venimos, cubierta de pino.
Podemos tomar cualquier camino (o incluso sin camino) a nuestra derecha para, en menos de un kilómetro, llegar al borde del acantilado. Las vistas hacia el valle del Guadalquivir son impresionantes. No podemos dejar de echar una vista al cielo en busca de los buitres leonados o con más suerte, alguna águila.
Tramo 2: Poyos de la Mesa-Arroyo Tornillos del Gualay (km 3,5-km 7,5)
Pasados los Poyos y tras un breve tramo llano, comienza la bajada, formando primero un acusado zig-zag y siguiendo luego la ladera oeste de la Loma de la Mesa. En el descenso pasamos por el Collado de las Pegueras, flanqueado a nuestra derecha por la impresionante Peña Halcón y a la izquiera por el pico de las Pegueras.
Llegamos a una zona despejada, el vado de los Perrillos, a cuyo pie divisamos ya el arroyo Gualay. Es un buen lugar para hacer una parada y observar el entorno en el que nos encontramos.
Tramo 3: cerrada del Pintor (km 7,5- km 8,6)
Una vez en el arroyo, debemos seguirlo aguas arriba, en dirección suroeste. Podemos continuar por la orilla izquierda del cauce o cruzarlo por unas piedras y seguir un pequeño tramo del camino por la orilla derecha, pero case inmediatamente debemos volver al cauce (este camino o pista sigue el trazado de la cerrada por arriba). Una pequeña presa marca para nosotros el inicio de la cerrada, aunque de momento no es tan evidente. A partir de aquí podemos ir buscando los caminitos que hay por ambas orillas. Otra opción, si no hay problema por mojarse, es ir avanzando por el cauce si la cantidad de agua lo permite.
Poco a poco las paredes se van acercando y el fondo del "valle" se hace cada vez más estrecho. Aparecen zonas de arenas y de grandes rocas arrastradas a lo largo del tiempo, así como los evidentes rasgos de la erosión del agua.
Después de algo menos de un kilómetro desde que nos encontramos con el arroyo, una poza y la verticalidad de las paredes nos impide seguir.
Existen diferentes variantes para acceder a la cerrada del Pintor, como entrar desde el Puente de las Herrerías, y cualquiera es buena para llegar al objetivo. Otra posible combinación es continuar el arroyo Gualay en el sentido opuesto, hacia el este, para visitar la cerrada de la Canaliega.
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